domingo, 1 de diciembre de 2013

Relación entre reflexión y felicidad

         A primera vista se podría decir que no hay ninguna relación entre estas dos cosas, pero fijándonos un poco más es fácil darse cuenta de que la afirmación anterior no es cierta; sí que hay relación.

         Para ver esto he comparado a los seres humanos con los animales: los primeros tienen la capacidad de estar felices, en cambio los segundos no, los animales diríamos que pueden estar satisfechos, pero no felices.

         ¿Qué es lo que diferencia a los humanos de los animales? Pues, entre otras cosas, que nosotros somos seres racionales, y que por eso mismo reflexionamos  y hemos creado un concepto de alegría, al igual que el de felicidad. Esa es una de las cosas que tienen en común, son únicamente humanos.

         Aparte de todo esto, también podemos pensar en el tema de si la reflexión nos da la felicidad o no: pues depende de cada persona, supongo; pero pensando en general para mí no es algo que tenga tanto que ver. Es verdad que se dice que en la ignorancia e vive feliz, aunque creo que cuando se sale de ella sufres mucho más que si hubieras sabido desde el principio. Pero además, la gente por regla general lo que intenta es no vivir en la ignorancia, por una parte supongo que es por el deseo de saber( la curiosidad natural del ser humano) y por otra porque la sabiduría debe de proporcionar algo de felicidad, de no ser así seguro que no habría tanta gente que la buscase.

sábado, 23 de noviembre de 2013

¿Por qué estudio?

         Nunca me había parado a pensarlo, simplemente estudiaba. Para mi estudiar es una obligación; cuando eres adulto (y tienes un trabajo) tu obligación es ir a trabajar, pues cuando eres un estudiante, tu obligación es estudiar.

         Esta teoría está bien para cuando estás en la enseñanza obligatoria: hasta que terminas la Educación Secundaria, pero cuando empiezas el bachillerato ya eres tú el que decide si quieres estudiar o no, entonces te dicen: "Si estás aquí es porque quieres, así que aprovecha y estudia"; pero no es cierto, tampoco tienes tantas opciones entre las que elegir (aparte de poder estudiar letras, ciencias, artes, una formación profesional, etc.): solo puedes o estudiar, o no, y si haces esto último desperdicias tu vida. Total, ya no es una obligación pero hay que seguir haciéndolo.

         No me gusta pensar en el futuro, en las consecuencias de mis actos a largo plazo: me pone muy nerviosa; por eso estoy segura de que mi motivación principal para estudiar no es tener un futuro mejor.

         Al ponerme a pensar en esto me vienen a la cabeza toda la gente que no tiene que hacerse esta pregunta ya que no pueden permitirse estudiar. No sé cuál sería mi respuesta en su caso, pero lo más seguro es que quisiera aprender. De hecho, aunque siempre había pensado que era imposible que me gustase estudiar (a pesar de que me gustaran las mates, pero nunca he considerado que esa asignatura se estudiase), ahora veo que sí que es posible, ya que este año estoy estudiando latín y griego, y me está gustando mucho.

         Como conclusión: creo que pese a todo sigo pensando que mi obligación es estudiar, y por eso lo hago; además de que algunas asignaturas las estudio porque quiero.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Derecho a la independencia de las naciones

       Creo que las cosas no son tan fáciles como decir: "Hemos decidido independizarnos" y ya está. Pienso que una nación el derecho a independizarse lo tiene, pero es como un juicio: en un juicio el imputado no es culpable cuando la mayoría está de acuerdo, tienen que pensar todos lo mismo; pues en este caso creo que es algo muy parecido, no vale con que haya una mayoría, sino que todos los ciudadanos de esa región tienen que estar de acuerdo para independizarse; no cuenta que un partido decida por sus ciudadanos, por más que haya ganado unas elecciones, porque las elecciones se ganan con mayorías (absolutas o relativas), y no con unanimidad.

       Por eso mismo pienso que es tan difícil; es muy complicado que toda una población esté de acuerdo en algo, pero creo que es algo indispensable, si no estarías echando a mucha gente de su, por decirlo de alguna forma, "hogar emocional".

       Por otra parte sé que tampoco se puede pedir que el 100% de la población quiera independizarse: porque sería imposible; no creo que sea justo que se pueda permitir independizar al 49% de las personas de una nación en contra de su voluntad (conformándose con el 51% de votos a favor), pero puede que sí fuese justo aceptar como condición tener un 80% de votos a favor más o menos para llevar a cabo la independencia.

       Si decidiesen independizarse, entonces habría que enfrentarse a problemas externos; pero eso ya se sabe desde el principio, viene en el lote.

       En conclusión: yo defiendo el derecho de una nación a independizarse, pero con la condición de que mucho más de la mitad de la población esté de acuerdo.

domingo, 6 de octubre de 2013

Escrito

Hace tiempo escribí este cuento y tenía ganas de subirlo, así que, ahí va:

Deseos soñados

M

e reí, y mi risa me relajó y me ayudó a soltarme, a ser feliz, a olvidarme de lo que la gente pudiera pensar. Tenía los brazos extendidos y estaba mirando hacia el cielo con los ojos cerrados. Era divertido, muy divertido, así que no me importó estar calándome, no llevar chubasquero ni paraguas, ni siquiera zapatos. Volví a reír, y para cuando paré, ya había empezado a cantar: al principio fue una canción cualquiera, después,  "I´m singing in the rain", y por último, ya que me pareció demasiado clásico, volví a mi primera intención, cantando una canción tras otra, fuera cual fuese, trozos de canciones, otras enteras y hasta a veces, inventándome alguna. Cuando terminé, suspiré y me puse a pensar, pero rápidamente deseche la idea; total, lo único que iba a ganar era un resfriado: mejor aprovechar el tiempo todo lo que pudiese.

Hacía tiempo que deseaba hacer aquello, correr bajo la lluvia, cantar, saltar, ir descalza por el campo delante de la casa de mis padres. De pequeña si lo hacía, varias veces al día, necesitaba correr, sentirme libre, que no tenía obligaciones, ni que nadie me estaba vigilando: que estaba en un mundo aparte del resto, en el que nadie podía juzgarme, hiciera lo que hiciese. Pero nunca salía mientras llovía, nunca me habían dejado. Ahora, ya nadie podía obligarme, así que ahí estaba, disfrutando de algo tan simple como mojarme.

 Recordé que , una vez, cuando tenía nueve años y había salido al jardín trasero(mucho más pequeño que el delantero), empezó a llover. me escondí en el garaje, pero dejé la puerta abierta(siempre lo hacía así, me escondía de la lluvia, pero dejaba alguna ventana o puerta abierta: la tenía respeto). Hacía frío, cogí una chaqueta y me la puse pero no me moví. Y hasta que empezó a nevar, no conseguí desplazarme ni un centímetro; pero entonces salí corriendo; cogí mis guantes y mi abrigo y volví a correr hacia la salida para poder jugar y saltar bajo la nieve.

De alguna forma, de pequeña, yo pensaba que la lluvia era mi superior, y la nieve mi igual, mi compañera de juegos; pero ya no, no, ahora había crecido y la nieve y yo habíamos alcanzado a la lluvia para poder salir a jugar con ella: ya no la teníamos ningún miedo.

viernes, 14 de junio de 2013

sábado, 8 de junio de 2013

Crítica a la clase de Ética


Este año es la primera vez que doy ética, y ha estado muy bien. Para que a un alumno le sea fácil aprender, lo que se explica en clase debe interesarle; y este año nuestro profesor de ética ha conseguido darnos unas clases entretenidas y divertidas, a la vez que con facilidad  mantenía un orden y podía explicarnos el temario. Además, aunque solo hayamos tenido una clase a la semana, las cosas se nos quedaban en la cabeza hasta la próxima vez, ya que nos suele poner ejemplos muy épicos o exagerados (pero siempre reales) que siempre acaban captando nuestra atención.
Es sorprendente lo mucho que se puede aprender sin tener tanto escrito, este curso, en el cuaderno de ética, tengo ocho o nueve hojas.  Enrique P. Mesa también ha conseguido que todos participemos y demos nuestra opinión en la clase. Todo esto sin contar con el blog que los estudiantes hemos hecho por recomendación suya (para subir nota) y que nos ha ayudado a aprender a expresarnos, a tener una opinión propia y a conocernos a nosotros mismos. Al contrario que con otras asignaturas, me gusta aprender ética, y buena parte del mérito la tiene el profesor (no es por adular); cuando viene a clase tiene algo parecido a unos "rituales" (algunas frases) que repite cada semana y que nos hacen las clases menos formales, esto ayuda a que nos soltemos un poco, hagamos más preguntas y demos nuestras opiniones. Es muy curiosa su forma de enseñar a respetar a los demás, sin repetirlo cada dos por tres y respetándonos a nosotros, ha conseguido que le respetemos nosotros a él también.

 

jueves, 6 de junio de 2013

miércoles, 1 de mayo de 2013

La Felicidad

A primera vista para mí la felicidad es personal: no puede haber ninguna regla general que diga cómo se puede conseguir ser feliz, ya que cada persona, estamos en una situación diferente después de haber vivido diferentes vidas con diferentes personalidades cada uno de nosotros.

Para mí la felicidad es una sensación interna; cuando estás feliz estás totalmente en el momento presente y estás segur@ de que todo está bien.

Tras esta definición creo que sí que hay una felicidad auténtica y una felicidad falsa. Si la felicidad es algo interno, como yo creo, no se puede tener una felicidad auténtica si ésta depende solo de algo externo a ti. Por ejemplo: Cuando una persona se droga acaba sintiendo felicidad: esta es una felicidad falsa, porque aunque el producto es el mismo, el motor no eres tú: dependes de ello para ser feliz.

Yo creo que las condiciones para que la  felicidad sea auténtica son:

Que provenga de ti, que no sea buscada como forma  de huida, que nazca de la propia libertad de ser uno mismo. Llegar a eso requiere creer en uno mismo, en las propias posibilidades.

Esta sociedad nos educa para que busquemos la felicidad en la cantidad de dinero y poder que poseemos, o sea, en cosas externas a nosotros; pero yo creo que se debería intentar educar en la confianza en nosotros mismos, en el conocimiento de quiénes somos y de las capacidades que poseemos. Con eso nos sería más fácil llegar a ser felices.
 
 

sábado, 2 de marzo de 2013

¿Qién soy yo?


 
Yo antes tenía una amiga, se llamaba Lorena, y se parecía mucho a mi; bueno, no, en realidad yo me parecía mucho a ella.

.   .   .

- Ya son las ocho.

- Tranquila, tenemos hasta y media, y estamos al lado de casa.

No dije nada, pero yo estaba nerviosa y reconocí que no quería estar ahí, no conseguía integrarme y llevaba toda la tarde medio apartada del resto; una vez más admiré su forma de unirse al grupo, conociéndoles solo desde hace unas horas; yo de eso no era capaz.

.   .   .

Me acuerdo que teníamos siete años y estábamos jugando a las princesas en su casa, me acuerdo de cómo se limpiaba con la servilleta y decía que comía cerdo: yo la imitaba. Nos reíamos, y cantábamos una canción de alguna princesa de Disney, recuerdo que se las sabía todas y que me las intentaba enseñar, pero no me salían, me parecían muy largas y acabé sentada en el sillón observándola. Sé que en ese momento no lo pensé, pero un tiempo después me di cuenta de que no era eso lo que quería haber hecho, lo hice por vergüenza, y Lorena no dijo nada.

.   .   .

- Este trimestre haréis futbol .

- No, ¡mierda!

- Que pasa, tampoco creo que sea tan malo, nunca has jugado. - Era verdad.

Jugando me lo pasé bien, pero ella no, casi ni lo intentó, y creo que le sorprendió ver que por una vez no me quedaba a su lado, imitándola, siempre imitándola.

Esa tarde me preguntó que le veía al futbol de divertido. Yo me encogí de hombros y sonriendo la contesté:

- Es que es divertido. - Recuerdo perfectamente como remarqué el verbo y su silencio por respuesta.

Desde ese día he estado fijándome más en lo que yo quería, en nuestras diferencias, y me he dado cuenta de que, aunque yo no sea como ella, o no sepa hacer las cosas que ella hace, hay veces que es al revés, hay veces que yo sé hacer algo y ella no; me he dado cuenta de que ser Lorena no significa ser perfecta y que ser igual que los demás no es lo mejor que una puede hacer en la vida: porque siendo yo misma no me siento rara o diferente, me siento especial, sí, especial.


* El valor moral que hay en el cuento es la confianza, definiendo confianza como una fortaleza emocional que empieza por cada uno, con el propio sentimiento de valor y propósito.
 

sábado, 2 de febrero de 2013

¿Son toda las culturas y tradiciones respetables?

            Dejando a un lado que las tradiciones y culturas de otros países nos parezcan extrañas, creo que cualquiera tiene que ser respetada siempre y cuando cumplan una condición: que respeten al individuo en su totalidad.
            Por eso lo que pienso es que todas las culturas son respetables, pero algunas de sus tradiciones no, porque se olvidan del respeto a la persona. Por ejemplo, las tradiciones que rebajan a las mujeres bajo la creencia de que son algo sucio; u otras que rebajan al ser humano en general, como las que defienden que todos somos impuros y que necesitamos ser salvados por otros superiores a nosotros.

            Pienso esto porque creo que todos y cada uno de los seres humanos tenemos derechos, y si los tenemos, no son para pasarlos por alto y olvidarnos de ellos.Todos estos derechos han sido reconocidos en la declaración de derechos humanos (D.D.H.H.) de la O.N.U., a la que pertenecen casi todos los países del mundo.

Articulo 3 de la D.D.H.H.

"Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona."

Os invito a leer la Declaración de los Derechos Humanos: http://www.un.org/es/documents/udhr/